Spanish-English bilingual book
El coronel destapó el tarro del café y comprobó que no había más de una cucharadita. Retiró la olla del fogón, vertió la mitad del agua en el piso de tierra, y con un cuchillo raspó el interior del tarro sobre la olla hasta cuando se desprendieron las últimas raspaduras del polvo de café revueltas con óxido de lata.
The colonel took the top off the coffee can and saw that there was only one little spoonful left. He removed the pot from the fire, poured half the water onto the earthen floor, and scraped the inside of the can with a knife until the last scrapings of the ground coffee, mixed with bits of rust, fell into the pot.
Mientras esperaba a que hirviera la infusión, sentado junto a la hornilla de barro cocido en una actitud de confiada e inocente expectativa, el coronel experimentó la sensación de que nacían hongos y lirios venenosos en sus tripas. Era octubre. Una mañana difícil de sortear, aun para un hombre como él que había sobrevivido a tantas mañanas como ésa. Durante cincuenta v seis años —desde cuando terminó la última guerra civil-el coronel no había hecho nada distinto de esperar. Octubre era una de las pocas cosas que llegaban.
While he was waiting for it to boil, sitting next to the stone fireplace with an attitude of confident and innocent expectation, the colonel experienced the feeling that fungus and poisonous lilies were taking root in his gut. It was October. A difficult morning to get through, even for a man like himself, who had survived so many mornings like this one. For nearly sixty years — since the end of the last civil war — the colonel had done nothing else but wait. October was one of the few things which arrived.
Su esposa levantó el mosquitero cuando lo vio entrar al dormitorio con el café. Esa noche había sufrido una crisis de asma y ahora atravesaba por un estado de sopor. Pero se incorporó para recibir la taza.
His wife raised the mosquito netting when she saw him come into the bedroom with the coffee. The night before she had suffered an asthma attack, and now she was in a drowsy state. But she sat up to take the cup.
—Y tú —dijo.
“And you?” she said.
—Ya tomé —mintió el coronel—. Todavía quedaba una cucharada grande.
“I’ve had mine,” the colonel lied. “There was still a big spoonful left.”
En ese momento empezaron los dobles. El coronel se había olvidado del entierro. Mientras su esposa tomaba el café, descolgó la hamaca en un extremo y la enrolló en el otro, detrás de la puerta.
The bells began ringing at that moment. The colonel had forgotten the funeral. While his wife was drinking her coffee, he unhooked the hammock at one end, and rolled it up on the other, behind the door.
La mujer pensó en el muerto.
—Nació en 1922 —dijo—. Exactamente un mes después de nuestro hijo. El siete de abril.
The woman thought about the dead man. “He was born in 1922,” she said. “Exactly a month after our son. April 7th.”
Siguió sorbiendo el café en las pausas de su respiración pedregosa. Era una mujer construida apenas en cartílagos blancos sobre una espina dorsal arqueada e inflexible. Los trastornos respiratorios la obligaban a preguntar afirmando. Cuando terminó el café todavía estaba pensando en el muerto.
She continued sipping her coffee in the pauses of her gravelly breathing. She was scarcely more than a bit of white on an arched, rigid spine. Her disturbed breathing made her put her questions as assertions. When she finished her coffee, she was still thinking about the dead man.
Debe ser horrible estar enterrado en octubre», dijo.
“It must be horrible to be buried in October,” she said.
Pero su marido no le puso atención. Abrió la ventana. Octubre se había instalado en el patio. Contemplando la vegetación que reventaba en verdes intensos, las minúsculas tiendas de las lombrices en el barro, el coronel volvió a sentir el mes aciago en los intestinos.
But her husband paid no attention. He opened the window. October had moved in on the patio. Contemplating the vegetation, which was bursting out in intense greens, and the tiny mounds the worms made in the mud, the colonel felt the sinister month again in his intestines.
—Tengo los huesos húmedos —dijo.
“I’m wet through to the bones,” he said.
—Es el invierno —replicó la mujer—. Desde que empezó a llover te estoy diciendo que duermas con las medias puestas.
“It’s winter,” the woman replied. “Since it began raining I’ve been telling you to sleep with your socks on.”
—Hace una semana que estoy durmiendo con ellas.
Tve been sleeping with them for a week.”
Llovía despacio pero sin pausas. El coronel habría preferido envolverse en una manta de lana y meterse otra vez en la hamaca. Pero la insistencia de los bronces rotos le recordó el entierro.
It rained gently but ceaselessly. The colonel would have preferred to wrap himself in a wool blanket and get back into the hammock. But the insistence of the cracked bells reminded him about the funeral.
«Es octubre», murmuró, y caminó hacia el centro del cuarto. Sólo entonces se acordó del gallo amarrado a la pata de la cama. Era un gallo de pelea.
“It’s October,” he whispered, and walked toward the center of the room. Only then did he remember the rooster tied to the leg of the bed. It was a fighting cock.
Después de llevar la taza a la cocina dio cuerda en la sala a un reloj de péndulo montado en un marco de madera labrada. A diferencia del dormitorio, demasiado estrecho para la respiración de una asmática, la sala era amplia, con cuatro mecedoras de fibra en torno a una mesita con un tapete y un gato de yeso. En la pared opuesta a la del reloj, el cuadro de una mujer entre tules rodeada de amorines en una barca cargada de rosas.
After taking the cup into the kitchen, he wound the pendulum clock in its carved wooden case in the living room. Unlike the bedroom, which was too narrow for an asthmatic’s breathing, the living room was large, with four sturdy rockers around a little table with a cover and a plaster cat. On the wall opposite the clock, there was a picture of a woman dressed in tulle, surrounded by cupids in a boat laden with roses.
Eran las siete y veinte cuando acabó de dar cuerda al reloj. Luego llevó el gallo a la cocina, lo amarró a un soporte de la hornilla, cambió el agua al tarro y puso al lado un puñado de maíz. Un grupo de niños penetró por la cerca desportillada. Se sentaron en torno al gallo, a contemplarlo en silencio.
It was seven-twenty when he finished winding the clock. Then he took the rooster into the kitchen, tied it to a leg of the stove, changed the water in the can, and put a handful of com next to it. A group of children came in through a hole in the fence. They sat around the rooster, to watch it in silence.
—No miren más a ese animal —dijo el coronel—. Los gallos se gastan de tanto mirarlos.
“Stop looking at that animal,” said the colonel. “Roosters wear out if you look at them so much.”
Los niños no se alteraron. Uno de ellos inició en la armónica los acordes de una canción de moda.
The children didn’t move. One of them began playing the chords of a popular song on his harmonica.
«No toques hoy», le dijo el coronel. «Hay muerto en el pueblo.»
“Don’t play that today,” the colonel told him. “There’s been a death in town.”
El niño guardó el instrumento en el bolsillo del pantalón y el coronel fue al cuarto a vestirse para el entierro.
The child put the instalment in his pants pocket, and the colonel went into the bedroom to dress for the funeral.
La ropa blanca estaba sin planchar a causa del asma de la mujer. De manera que el coronel tuvo que decidirse por el viejo traje de paño negro que después de su matrimonio sólo usaba en ocasiones especiales. Le costó trabajo encontrarlo en el fondo del baúl, envuelto en periódicos y preservado contra las polillas con bolitas de naftalina. Estirada en la cama la mujer seguía pensando en el muerto.
Because of his wife’s asthma, his white suit was not pressed. So he had to wear the old black suit which since his marriage he used only on special occasions. It took some effort to find it in the bottom of the trunk, wrapped in newspapers and protected against moths with little balls of naphthalene. Stretched out in bed, the woman was still thinking about the dead man.
—Ya debe haberse encontrado con Agustín —dijo—. Puede ser que no le cuente la situación en que quedamos después de su muerte.
“He must have met Agustin already,” she said. “Maybe he won’t tell him about the situation we’ve been left in — since his death.”
—A esta hora estarán discutiendo de gallos —dijo el coronel.
“At this moment they’re probably talking roosters,” said the colonel.
Encontró en el baúl un paraguas enorme y antiguo. Lo había ganado la mujer en uná tómbola política destinada a recolectar fondos para el partido del coronel. Esa misma noche asistieron a un espectáculo al aire libre que no fue interrumpido a pesar de la lluvia. El coronel, su esposa y su hijo Agustín —que entonces tenía ocho años— presenciaron el espectáculo hasta el final, sentados bajo el paraguas. Ahora Agustín estaba muerto y el forro de raso brillante había sido destruido por las polillas.
He found an enormous old umbrella in the tmnk. His wife had won it in a raffle held to collect funds for the colonel’s party. That same night they had attended an outdoor show which was not interrupted despite the rain. The colonel, his wife, and their son, Agustin — who was then eight — watched the show until the end, seated under the umbrella. Now Agustin was dead, and the bright satin material had been eaten away by the moths.
—Mira en lo que ha quedado nuestro paraguas de payaso de circo —dijo el coronel con una antigua frase suya. Abrió sobre su cabeza un misterioso sistema de varillas metálicas—. Ahora sólo sirve para contar las estrellas.
“Look what’s left of our circus clown’s umbrella,” said the colonel with one of his old phrases. Above his head a mysterious system of little metal rods opened. “The only thing it’s good for now is to count the stars.”
Sonrió. Pero la mujer no se tomó el trabajo de mirar el paraguas.
He smiled. But the woman didn’t take the trouble to look at the umbrella.
«Todo está así», murmuró. «Nos estamos pudriendo vivos.» Y cerró los ojos para pensar más intensamente en el muerto.
“Everything’s that way,” she whispered. “We’re rotting alive.” And she closed her eyes so she could concentrate on the dead man.
Después de afeitarse al tacto —pues carecía de espejo desde hacía mucho tiempo— el coronel se vistió en silencio. Los pantalones, casi tan ajustados a las piernas como los calzoncillos largos, cerrados en los tobillos con lazos corredizos, se sostenían en la cintura con dos lengüetas del mismo paño que pasaban a través de dos hebillas doradas cosidas a la altura de los riñones. No usaba correa. La camisa color de cartón antiguo, dura como un cartón, se cerraba con un botón de cobre que servía al mismo tiempo para. sostener el cuello postizo. Pero el cuello postizo estaba roto, de manera que el coronel renunció a la corbata.
After shaving himself by touch — since he’d lacked a mirror for a long time — the colonel dressed silently. His trousers, almost as tight on his legs as long underwear, closed at the ankles with slip-knotted drawstrings, were held up at the waist by two straps of the same material which passed through two gilt buckles sewn on at kidney height. He didn’t use a belt. His shirt, the color of old Manila paper, and as stiff, fastened with a copper stud which served at the same time to hold the detachable collar. But the detachable collar was torn, so the colonel gave up on the idea of a tie.
Hacía cada cosa como si fuera un acto trascendental. Los huesos de sus manos estaban forrados por un pellejo lúcido y tenso, manchado de carate como la piel del cuello. Antes de ponerse los botines de charol raspó el barro incrustado en la costura. Su esposa lo vio en ese instante, vestido como el día de su matrimonio. Sólo entonces advirtió cuánto había envejecido su esposo.
He did each thing as if it were a transcendent act. The bones in his hands were covered by taut, translucent skin, with light spots like the skin on his neck. Before he put on his patent— leather shoes, he scraped the dried mud from the stitching. His wife saw him at that moment, dressed as he was on their wedding day. Only then did she notice how much her husband had aged.
—Estás como para un acontecimiento —dijo.
“You look as if you’re dressed for some special event,” she said.
—Este entierro es un acontecimiento —dijo el coronel—. Es el primer muerto de muerte natural que tenemos en muchos años.
“This burial is a special event,” the colonel said. “It’s the first death from natural causes which we’ve had in many years.”
Escampó después de las nueve. El coronel se disponía a salir cuando su esposa lo agarró por la manga del saco.
The weather cleared up after nine. The colonel was getting ready to go out when his wife seized him by the sleeve of his coat.
—Péinate —dijo.
“Comb your hair,” she said.
Él trató de doblegar con un peine de cuerno las cerdas color de acero. Pero fue un esfuerzo inútil.
He tried to subdue his steel-colored, bristly hair with a bone comb. But it was a useless attempt.
—Debo parecer un papagayo —dijo.
“I must look like a parrot,” he said.
La mujer lo examinó. Pensó que no. El coronel no parecía un papagayo. Era un hombre árido, de huesos sólidos articulados a tuerca y tornillo. Por la vitalidad de sus ojos no parecía conservado en formol.
The woman examined him. She thought he didn’t. The colonel didn’t look like a parrot. He was a dry man, with solid bones articulated as if with nuts and bolts. Because of the vitality in his eyes, it didn’t seem as if he were preserved in formalin.
«Así estás bien», admitió ella, y agregó cuando su marido abandonaba el cuarto:
—Pregúntale al doctor si en esta casa le echamos agua caliente.
“You’re fine that way,” she admitted, and added, when her husband was leaving the room: “Ask the doctor if we poured boiling water on him in this house.”
Vivían en el extremo del pueblo, en una casa de techo de palma con paredes de cal desconchadas. La humedad continuaba pero no llovía. El coronel descendió hacia la plaza por un callejón de casas apelotonadas. Al desembocar a la calle central sufrió un estremecimiento. Hasta donde alcanzaba su vista el pueblo estaba tapizado de flores. Sentadas a la puerta de las casas las mujeres de negro esperaban el entierro.
They lived at the edge of town, in a house with a palm-thatched roof and walls whose whitewash was flaking off. The humidity kept up but the rain had stopped. The colonel went down toward the plaza along an alley with houses crowded in on each other. As he came out into the main street, he shivered. As far as the eye could see, the town was carpeted with flowers. Seated in their doorways, the women in black were waiting for the funeral.
En la plaza comenzó otra vez la llovizna. El propietario del salón de billares vio al coronel desde la puerta de su establecimiento y le gritó con los brazos abiertos:
In the plaza it began to drizzle again. The proprietor of the pool hall saw the colonel from the door of his place and shouted to him with open arms:
—Coronel, espérese y le presto un paraguas.
“Colonel, wait, and I’ll lend you an umbrella!”
El coronel respondió sin volver la cabeza.
The colonel replied without turning around.
—Gracias, así voy bien.
“Thank you. I’m all right this way.”
Aún no había salido el entierro. Los hombres —vestidos de blanco con corbatas negras— conversaban en la puerta bajo los paraguas. Uno de ellos vio al coronel saltando sobre los charcos de la plaza.
The funeral procession hadn’t come out of church yet. The men dressed in white with black ties — were talking in the low doorway under their umbrellas. One of them saw the colonel jumping between the puddles in the plaza.
—Métase aquí, compadre —gritó. Hizo espacio bajo el paraguas.
“Get under here, friend!” he shouted. He made room under the umbrella.
—Gracias, compadre —dijo el coronel.
“Thanks, friend,” said the colonel.
Pero no aceptó la invitación. Entró directamente a la casa para dar el pésame a la madre del muerto. Lo primero que percibió fue el olor de muchas flores diferentes. Después empezó el calor. El coronel trató de abrirse camino a través de la multitud bloqueada en la alcoba. Pero alguien le puso una mano en la espalda, lo empujó hacia el fondo del cuarto por una galería de rostros perplejos hasta el lugar donde se encontraban —profundas y dilatadas— las fosas nasales del muerto.
But he didn’t accept the invitation. He entered the house directly to give his condolences to the mother of the dead man. The first thing he perceived was the odor of many different flowers. Then the heat rose. The colonel tried to make his way through the crowd which was jammed into the bedroom. But someone put a hand on his back, pushed him toward the back of the room through a gallery of perplexed faces to the spot where — deep and wide open— the nostrils of the dead man were found.
Allí estaba la madre espantando las moscas del ataúd con un abanico de palmas trenzadas. Otras mujeres vestidas de negro contemplaban el cadáver con la misma expresión con que se mira la corriente de un río. De pronto empezó una voz en el fondo del cuarto. El coronel hizo de lado a una mujer, encontró de perfil a la madre del muerto y le puso una mano en el hombro. Apretó los dientes.
There was the dead man’s mother, shooing the flies away from the coffin with a plaited palm fan. Other women, dressed in black, contemplated the body with the same expression with which one watches the current of a river. All at once a voice started up at the back of the room. The colonel put one woman aside, faced the profde of the dead man’s mother, and put a hand on her shoulder.
—Mi sentido pésame —dijo.
“I’m so sorry,” he said.
Ella no volvió la cabeza. Abrió la boca y lanzó un aullido. El coronel se sobresaltó. Se sintió empujado contra el cadáver por una masa deforme que estalló en un vibrante alarido. Buscó apoyo con las manos pero no encontró la pared. Había otros cuerpos en su lugar. Alguien dijo junto a su oído, despacio, con una voz muy tierna:
She didn’t turn her head. She opened her mouth and let out a howl. The colonel started. He felt himself being pushed against the coipse by a shapeless crowd which broke out in a quavering outcry. He looked for a firm support for his hands but couldn’t find the wall. There were other bodies in its place. Someone said in his ear, slowly, with a very gentle voice,
«Cuidado, coronel».
“Careful, colonel.”
Volteó la cabeza y se encontró con el muerto. Pero no lo reconoció porque era duro y dinámico y parecía tan desconcertado como él, envuelto en trapos blancos y con el cornetín en las manos. Cuando levantó la cabeza para buscar el aire por encima de los gritos vio la caja tapada dando tumbos hacia la puerta por una pendiente de flores que se despedazaban contra las paredes. Sudó. Le dolían las articulaciones. Un momento después supo que estaba en la calle porque la llovizna le maltrató los párpados y alguien lo agarró por el brazo y le dijo:
He spun his head around and was face to face with the dead man. But he didn’t recognize him because he was stiff and dynamic and seemed as disconcerted as he, wrapped in white cloths and with his trumpet in his hands. When the colonel raised his head over the shouts, in search of air, he saw the closed box bouncing, toward the door down a slope of flowers which disintegrated against the walls. He perspired. His joints ached. A moment later he knew he was in the street because the drizzle hurt his eyelids, and someone seized him by the arm and said:
Apúrese, compadre, lo estaba esperando.
“Hurry up, friend, I was waiting for you.”
Era don Sabas, el padrino de su hijo muerto, el único dirigente de su partido que escapó a la persecución política y continuaba viviendo en el pueblo.
It was Sabas, the godfather of his dead son, the only leader of his party who had escaped political persecution and had continued to live in town.
«Gracias, compadre», dijo el coronel, y caminó en silencio bajo el paraguas. La banda inició la marcha fúnebre. El coronel advirtió la falta de un cobre y por primera vez tuvo la certidumbre de que el muerto estaba muerto.
“Thanks, friend, said the colonel, and walked in silence under the umbrella. The band struck up the funeral march. The colonel noticed the lack of a trumpet and for the first time was certain that the dead man was dead.
—El pobre —murmuró.
“Poor man,” he murmured.
Don Sabas carraspeó. Sostenía el paraguas con la mano izquierda, el mango casi a la altura de la cabeza pues era más bajo que el coronel. Los hombres empezaron a conversar cuando el cortejo abandonó la plaza. Don Sabas volvió entonces hacia el coronel su rostro desconsolado, y dijo:
Sabas cleared his throat. He held the umbrella in his left hand, the handle almost at the level of his head, since he was shorter than the colonel. They began to talk when the cortege left the plaza. Sabas turned toward the colonel then, his face disconsolate, and said:
—Compadre, qué hay del gallo.
“Friend, what’s new with the rooster?”
—Ahí está el gallo —respondió el coronel.
“He’s still there,” the colonel replied.
En ese instante se oyó un grito:
At that moment a shout was heard:
—¿Adónde van con ese muerto?
“Where are they going with that dead man?”
El coronel levantó la vista. Vio al alcalde en el balcón del cuartel en una actitud discursiva. Estaba en calzoncillos y franela, hinchada la mejilla sin afeitar. Los músicos suspendieron la marcha fúnebre. Un momento después el coronel reconoció la voz del padre Ángel conversando a gritos con el alcalde. Descifró el diálogo a través de la crepitación de la lluvia sobre los paraguas.
The colonel raised his eyes. He saw the mayor on the balcony of the barracks in an expansive pose. He was dressed in his flannel underwear; his unshaven cheek was swollen. The musicians stopped the march. A moment later the colonel recognized Father Angel’s voice shouting at the mayor. He made out their dialogue through the drumming of the rain on the umbrella.
—¿Entonces? — preguntó don Sabas.
“Well?” asked Sabas.
—Entonces nada —respondió el coronel—. Que el entierro no puede pasar frente al cuartel de la policía.
“Well nothing,” the colonel replied. “The burial may not pass in front of the police barracks.”
—Se me había olvidado —exclamó don Sabas—. Siempre se me olvida que estamos en estado de sitio.
“I had forgotten,” exclaimed Sabas. “I always forget that we are under martial law.”
—Pero esto no es una insurrección —dijo el coronel—. Es un pobre músico muerto.
“But this isn’t a rebellion,” the colonel said. “It’s a poor dead musician.
El cortejo cambió de sentido. En los barrios bajos las mujeres lo vieron pasar mordiéndose las uñas en silencio. Pero después salieron al medio de la calle y lanzaron gritos de alabanzas, de gratitud y despedida, como si creyeran que el muerto las escuchaba dentro del ataúd. El coronel se sintió mal en el cementerio. Cuando don Sabas lo empujó hacia la pared para dar paso a los hombres que transportaban al muerto, volvió su cara sonriente hacia él, pero se encontró con un rostro duro.
The cortege changed direction. In the poor neighborhoods the women watched it pass, biting their nails in silence. But then they came out into the middle of the street and sent up shouts of praise, gratitude, and farewell, as if they believed the dead man was listening to them inside the coffin. The colonel felt ill at the cemetery. When Sabas pushed him toward the wall to make way for the men who were carrying the dead man, he turned his smiling face toward him, but met a rigid countenance.
—Qué le pasa, compadre —preguntó.
“What’s the matter, friend?” Sabas asked.
El coronel suspiró.
The colonel sighed.
—Es octubre, compadre.
“It’s October.”
Regresaron por la misma calle. Había escampado. El cielo se hizo profundo, de un azul intenso. «Ya no llueve más», pensó el coronel, y se sintió mejor, pero continuó absorto. Don Sabas lo interrumpió.
They returned by the same street. It had cleared. The sky was deep, intensely blue. It won’t rain any more, thought the colonel, and he felt better, but he was still dejected. Sabas interrupted his thoughts.
—Compadre, hágase ver del médico.
“Have a doctor examine you.”
—No estoy enfermo —dijo el coronel—. Lo que pasa es que en octubre siento como si tuviera animales en las tripas.
I’m not sick,” the colonel said. “The trouble is that in October I feel as if I had animals in my gut.
«Ah», hizo don Sabas. Y se despidió en la puerta de su casa, un edificio nuevo, de dos pisos, con ventanas de hierro forjado. El coronel se dirigió a la suya desesperado por abandonar el traje de ceremonias. Volvió a salir un momento después a comprar en la tienda de la esquina un tarro de café y media libra de maíz para el gallo.
Sabas went “Ah.” He said goodbye at the door to his house, a new building, two stories high, with wrought-iron window gratings. The colonel headed for his home, anxious to take off his dress suit. He went out again a moment later to the store on the comer to buy a can of coffee and half a pound of corn for the rooster.
El coronel se ocupó del gallo a pesar de que el jueves habría preferido permanecer en la hamaca. No escampó en varios días. En el curso de la semana reventó la flora de sus vísceras. Pasó varias noches en vela, atormentado por los silbidos pulmonares de la asmática. Pero octubre concedió una tregua el viernes en la tarde. Los compañeros de Agustín —oficiales de sastrería, como lo fue él, y fanáticos de la gallera— aprovecharon la ocasión para examinar el gallo. Estaba en forma. El coronel volvió al cuarto cuando quedó solo en la casa con su mujer. Ella había reaccionado.
The colonel attended to the rooster in spite of the fact that on Thursday he would have preferred to stay in his hammock. It didn’t clear for several days. During the course of the week, the flora in his belly blossomed. He spent several sleepless nights, tormented by the whistling of the asthmatic woman’s lungs. But October granted a truce on Friday afternoon. Agustin’s companions — workers from the tailor shop, as he had been, and cockfight fanatics — took advantage of the occasion to examine the rooster. He was in good shape. The colonel returned to the bedroom when he was a left alone in the house with his wife. She had recovered.
—Qué dicen —preguntó.
“What do they say?” she asked.
—Entusiasmados —informó el coronel—. Todos están ahorrando para apostarle al gallo.
“Very enthusiastic,” the colonel informed her. “Everyone is saving their money to bet on the rooster.”
—No sé qué le han visto a ese gallo tan feo —dijo la mujer—. A mí me parece un fenómeno: tiene la cabeza muy chiquita para las patas.
“I don’t know what they see in such an ugly rooster,” the woman said. “He looks like a freak to me; his head is too tiny for his feet.”
—Ellos dicen que es el mejor del Departamento —replicó el coronel—. Vale como cincuenta pesos.
They say he’s the best in the district,” the colonel answered. “He’s worth about fifty pesos.”
Tuvo la certeza de que ese argumento justificaba su determinación de conservar el gallo, herencia del hijo acribillado nueve meses antes en la gallera, por distribuir información clandestina.
He was sure that this argument justified his determination to keep the rooster, a legacy from their son who was shot down nine months before at the cock-fights for distributing clandestine literature.
«Es una ilusión que cuesta caro», dijo la mujer. «Cuando se acabe el maíz tendremos que alimentarlo con nuestros hígados.»
“An expensive illusion,” she said. “When the corn is gone we’ll have to feed him on our own livers.”
El coronel se tomó todo el tiempo para pensar mientras buscaba los pantalones de dril en el ropero.
The colonel took a good long time to think, while he was looking for his white ducks in the closet.
—Es por pocos meses —dijo—. Ya se sabe con seguridad que hay peleas en enero. Después podemos venderlo a mejor precio.
“It’s just for a few months,” he said. “We already know that there will be fights in January. Then we can sell him for more.”
Los pantalones estaban sin planchar. La mujer los estiró sobre la hornilla con dos planchas de hierro calentadas al carbón.
The pants needed pressing. The woman stretched them out over the stove with two irons heated over the coals.
—Cuál es el apuro de salir a la calle —preguntó.
“What’s your hurry to go out?” she asked.
—El correo.
“The mail.”
«Se me había olvidado que hoy es viernes», comentó ella de regreso al cuarto. El coronel estaba vestido pero sin los pantalones. Ella observó sus zapatos. Ya esos zapatos están de botar —dijo—. Sigue poniéndote los botines de charol.
“I had forgotten that today is Friday,” she commented, returning to the bedroom. The colonel was dressed but pants— less. She observed his shoes. “Those shoes are ready to throw out,” she said. “Keep wearing your patent-leather ones.”
El coronel se sintió desolado.
The colonel felt desolate.
—Parecen zapatos de huérfano —protestó—. Cada vez que me los pongo me siento fugado de un asilo.
“They look like the shoes of an orphan,” he protested. “Every time I put them on I feel like a fugitive from an asylum.”
—Nosotros somos huérfanos de nuestro hijo —dijo la mujer.
“We are the orphans of our son,” the woman said.
También esta vez lo persuadió. El coronel se dirigió al puerto antes de que pitaran las lanchas. Botines de charol, pantalón blanco sin correa y la camisa sin el cuello postizo, cerrada arriba con el botón de cobre. Observó la maniobra de las lanchas desde el almacén del sirio Moisés. Los viajeros descendieron estragados después de ocho horas sin cambiar de posición. Los mismos de siempre: vendedores ambulantes y la gente del pueblo que había viajado la semana anterior y regresaba a la rutina.
This time, too, she persuaded him. The colonel walked toward the harbor before the whistles of the launches blew. Patent-leather shoes, beltless white ducks, and the shirt without the detachable collar, closed at the neck with the copper stud. He observed the docking of the launches from the shop of Moses the Syrian. The travelers got off, stiff from eight hours of immobility. The same ones as always: traveling salesmen, and people from the town who had left the preceding week and was returning as usual.
La última fue la lancha del correo. El coronel la vio atracar con una angustiosa desazón. En el techo, amarrado a los tubos del vapor y protegido con tela encerada, descubrió el saco del correo. Quince años de espera habían agudizado su intuición. El gallo había agudizado su ansiedad.
The last one was the mail launch. The colonel saw it dock with an anguished uneasiness. On the roof, tied to the boat’s smokestacks and protected by an oilcloth, he spied the mailbag. Fifteen years of waiting had sharpened his intuition. The rooster had sharpened his anxiety.
Desde el instante en que el administrador de correos subió a la lancha, desató el saco y se lo echó a la espalda, el coronel lo tuvo a la vista.
From the moment the postmaster went on board the launch, untied the bag, and hoisted it up on his shoulder, the colonel kept him in sight.
Lo persiguió por la calle paralela al puerto, un laberinto de almacenes y barracas con mercancías de colores en exhibición. Cada vez que lo hacía, el coronel experimentaba una ansiedad muy distinta pero tan apremiante como el terror.
He followed him through the street parallel to the harbor, a labyrinth of stores and booths with colored merchandise on display. Every time he did it, the colonel experienced an anxiety very different from, but just as oppressive as, fright.
El médico esperaba los periódicos en la oficina de correos.
The doctor was waiting for the newspapers in the post office.
—Mi esposa le manda preguntar si en la casa le echaron agua caliente, doctor —le dijo el coronel.
“My wife wants me to ask you if we threw boiling water on you at our house,” the colonel said.
Era un médico joven con el cráneo cubierto de rizos charolados. Había algo increíble en la perfección de su sistema dental. Se interesó por la salud de la asmática. El coronel suministró una información detallada sin descuidar los movimientos del administrador que distribuía las cartas en las casillas clasificadas. Su indolente manera de actuar exasperaba al coronel.
He was a young physician with his “skull covered by sleek black hair. There was something unbelievable in the perfection of his dentition. He asked after the health of the asthmatic. The colonel supplied a detailed report without taking his eyes off the postmaster, who was, distributing the letters into cubbyholes. His indolent way of moving exasperated the colonel.
El médico recibió la correspondencia con el paquete de los periódicos. Puso a un lado los boletines de propaganda científica. Luego leyó superficialmente las cartas personales. Mientras tanto, el administrador distribuyó el correo entre los destinatarios presentes. El coronel observó la casilla que le correspondía en el alfabeto. Una carta aérea de bordes azules aumentó la tensión de sus nervios.
The doctor received his mail with the packet of newspapers. He put the pamphlets of medical advertising to one side. Then he scanned his personal letters. Meanwhile the postmaster was handing out mail to those who were present. The colonel watched the compartment which corresponded to his letter in the alphabet.
El médico rompió el sello de los periódicos. Se informó de las noticias destacadas mientras el coronel —fija la vista en su casilla-esperaba que el administrador se detuviera frente a ella. Pero no lo hizo. El médico interrumpió la lectura de los periódicos. Miró al coronel. Después miró al administrador sentado frente a los instrumentos del telégrafo y después otra vez al coronel.
An air-mail letter with blue borders increased his nervous tension; the doctor broke the seal on the newspapers. He read the lead items while the colonel, his eyes fixed on the little box — waited for the postmaster to stop in front of it. But he didn’t. The doctor interrupted his reading of the newspapers. He looked at the colonel. Then he looked at the postmaster seated in front of the telegraph key, and then again at the colonel.
—Nos vamos —dijo.
“We’re leaving,” he said.
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