El Principito / Der Kleine Prinz — w językach hiszpańskim i niemieckim. Strona 7

Hiszpańsko-niemiecka dwujęzyczna książka

Antoine de Saint-Exupéry

El Principito

Antoine de Saint-Exupéry

Der Kleine Prinz

Pero después de una breve reflexión, añadió:

Aber nach einiger Ăśberlegung fĂĽgte er hinzu:

— ¿Qué significa “domesticar”?

»Was bedeutet das: ›zähmen‹?«

— Tú no eres de aquí —dijo el zorro— ¿qué buscas?

»Du bist nicht von hier, sagte der Fuchs, »was suchst du?«

— Busco a los hombres —le respondió el principito—. ¿Qué significa “domesticar”?

»Ich suche die Menschen«, sagte der kleine Prinz. »Was bedeutet ›zähmen‹?«

— Los hombres —dijo el zorro— tienen escopetas y cazan. ¡Es muy molesto! Pero también crían gallinas. Es lo único que les interesa. ¿Tú buscas gallinas?

»Die Menschen«, sagte der Fuchs, »die haben Gewehre und schießen. Das ist sehr lästig. Sie ziehen auch Hühner auf. Das ist ihr einziges Interesse. Du suchst Hühner?«

— No —dijo el principito—. Busco amigos. ¿Qué significa “domesticar”? —volvió a preguntar el principito.

»Nein«, sagte der kleine Prinz, »ich suche Freunde. Was heißt ›zähmen‹?«

— Es una cosa ya olvidada —dijo el zorro—, significa “crear vínculos… ”

»Das ist eine in Vergessenheit geratene Sache«, sagte der Fuchs. »Es bedeutet: sich ›vertraut machen‹.«

— ¿Crear vínculos?

»Vertraut machen?«

— Efectivamente, verás —dijo el zorro—. Tú no eres para mí todavía más que un muchachito igual a otros cien mil muchachitos y no te necesito para nada. Tampoco tú tienes necesidad de mí y no soy para ti más que un zorro entre otros cien mil zorros semejantes. Pero si tú me domesticas, entonces tendremos necesidad el uno del otro. Tú serás para mí único en el mundo, yo seré para ti único en el mundo…

»Gewiß«, sagte der Fuchs. »Du bist für mich noch nichts als ein kleiner Knabe, der hunderttausend kleinen Knaben völlig gleicht. Ich brauche dich nicht, und du brauchst mich ebensowenig. Ich bin für dich nur ein Fuchs, der hunderttausend Füchsen gleicht. Aber wenn du mich zähmst, werden wir einander brauchen. Du wirst für mich einzig sein in der Welt. Ich werde für dich einzig sein in der Welt …«

— Comienzo a comprender —dijo el principito—. Hay una flor… creo que ella me ha domesticado…

»Ich beginne zu verstehen«, sagte der kleine Prinz. »Es gibt eine Blume … ich glaube, sie hat mich gezähmt …«

— Es posible —concedió el zorro—, en la Tierra se ven todo tipo de cosas.

»Das ist möglich«, sagte der Fuchs. »Man trifft auf der Erde alle möglichen Dinge …«

— ¡Oh, no es en la Tierra! —exclamó el principito.

»Oh, das ist nicht auf der Erde«, sagte der kleine Prinz.

El zorro pareciĂł intrigado:

Der Fuchs schien sehr aufgeregt:

— ¿En otro planeta?

»Auf einem anderen Planeten?«

— Sí.

»Ja.«

— ¿Hay cazadores en ese planeta?

»Gibt es Jäger auf diesem Planeten?«

— No.

»Nein.«

— ¡Qué interesante! ¿Y gallinas?

»Das ist interessant! Und Hühner?«

— No.

»Nein.«

— Nada es perfecto —suspiró el zorro.

»Nichts ist vollkommen!« seufzte der Fuchs.

Y después volviendo a su idea:

Aber der Fuchs kam auf seinen Gedanken zurĂĽck:

— Mi vida es muy monótona. Cazo gallinas y los hombres me cazan a mí. Todas las gallinas se parecen y todos los hombres son iguales; por consiguiente me aburro un poco. Si tú me domesticas, mi vida estará llena de sol. Conoceré el rumor de unos pasos diferentes a todos los demás. Los otros pasos me hacen esconder bajo la tierra; los tuyos me llamarán fuera de la madriguera como una música.

»Mein Leben ist eintönig. Ich jage Hühner, die Menschen jagen mich. Alle Hühner gleichen einander, und alle Menschen gleichen einander. Ich langweile mich also ein wenig. Aber wenn du mich zähmst, wird mein Leben wie durchsonnt sein. Ich werde den Klang deines Schrittes kennen, der sich von allen andern unterscheidet. Die anderen Schritte jagen mich unter die Erde. Der deine wird mich wie Musik aus dem Bau locken.

Y además, ¡mira! ¿Ves allá abajo los campos de trigo? Yo no como pan y por lo tanto el trigo es para mí algo inútil. Los campos de trigo no me recuerdan nada y eso me pone triste. ¡Pero tú tienes los cabellos dorados y será algo maravilloso cuando me domestiques! El trigo, que es dorado también, será un recuerdo de ti. Y amaré el ruido del viento en el trigo.

Und dann schau! Du siehst da drüben die Weizenfelder? Ich esse kein Brot. Für mich ist der Weizen zwecklos. Die Weizenfelder erinnern mich an nichts. Und das ist traurig. Aber du hast weizenblondes Haar. Oh, es wird wunderbar sein, wenn du mich einmal gezähmt hast! Das Gold der Weizenfelder wird mich an dich erinnern. Und ich werde das Rauschen des Windes im Getreide liebgewinnen.«

El zorro se callĂł y mirĂł un buen rato al principito:

Der Fuchs verstummte und schaute den Prinzen lange an:

— Por favor… domestícame —le dijo.

»Bitte … zähme mich!« sagte er.

— Bien quisiera —le respondió el principito pero no tengo mucho tiempo. He de buscar amigos y conocer muchas cosas.

»Ich möchte wohl«, antwortete der kleine Prinz, »aber ich habe nicht viel Zeit. Ich muß Freunde finden und viele Dinge kennenlernen.«

— Sólo se conocen bien las cosas que se domestican —dijo el zorro—. Los hombres ya no tienen tiempo de conocer nada. Lo compran todo hecho en las tiendas. Y como no hay tiendas donde vendan amigos, los hombres no tienen ya amigos. ¡Si quieres un amigo, domestícame!

»Man kennt nur die Dinge, die man zähmt«, sagte der Fuchs. »Die Menschen haben keine Zeit mehr, irgend etwas kennenzulernen. Sie kaufen sich alles fertig in den Geschäften. Aber da es keine Kaufläden für Freunde gibt, haben die Leute keine Freunde mehr. Wenn du einen Freund willst, so zähme mich!«

— ¿Qué debo hacer? —preguntó el principito.

»Was muß ich da tun?« sagte der kleine Prinz.

— Debes tener mucha paciencia —respondió el zorro—. Te sentarás al principio un poco lejos de mí, así, en el suelo; yo te miraré con el rabillo del ojo y tú no me dirás nada. El lenguaje es fuente de malos entendidos. Pero cada día podrás sentarte un poco más cerca…

»Du mußt sehr geduldig sein«, antwortete der Fuchs. »Du setzt dich zuerst ein wenig abseits von mir ins Gras. Ich werde dich so verstohlen, so aus dem Augenwinkel anschauen, und du wirst nichts sagen. Die Sprache ist die Quelle der Mißverständnisse. Aber jeden Tag wirst du dich ein bißchen näher setzen können …«

El principito volviĂł al dĂ­a siguiente.

Am nächsten Morgen kam der kleine Prinz zurück.

— Hubiera sido mejor —dijo el zorro— que vinieras a la misma hora. Si vienes, por ejemplo, a las cuatro de la tarde; desde las tres yo empezaría a ser dichoso. Cuanto más avance la hora, más feliz me sentiré. A las cuatro me sentiré agitado e inquieto, descubriré así lo que vale la felicidad. Pero si tú vienes a cualquier hora, nunca sabré cuándo preparar mi corazón… Los ritos son necesarios.

»Es wäre besser gewesen, du wärst zur selben Stunde wiedergekommen«, sagte der Fuchs. »Wenn du zum Beispiel um vier Uhr nachmittags kommst, kann ich um drei Uhr anfangen, glücklich zu sein. Je mehr die Zeit vergeht, um so glücklicher werde ich mich fühlen. Um vier Uhr werde ich mich schon aufregen und beunruhigen; ich werde erfahre, wie teuer das Glück ist. Wenn du aber irgendwann kommst, kann ich nie wissen, wann mein Herz da sein soll … Es muß feste Bräuche geben.«

— ¿Qué es un rito? —inquirió el principito.

»Was heißt ›fester Brauch‹?«, sagte der kleine Prinz.

— Es también algo demasiado olvidado —dijo el zorro—. Es lo que hace que un día no se parezca a otro día y que una hora sea diferente a otra. Entre los cazadores, por ejemplo, hay un rito. Los jueves bailan con las muchachas del pueblo. Los jueves entonces son días maravillosos en los que puedo ir de paseo hasta la viña. Si los cazadores no bailaran en día fijo, todos los días se parecerían y yo no tendría vacaciones.

»Auch etwas in Vergessenheit Geratenes«, sagte der Fuchs. »Es ist das, was einen Tag vom andern unterscheidet, eine Stunde von den andern Stunden. Es gibt zum Beispiel einen Brauch bei meinen Jägern. Sie tanzen am Donnerstag mit dem Mädchen des Dorfes. Daher ist der Donnerstag der wunderbare Tag. Ich gehe bis zum Weinberg spazieren. Wenn die Jäger irgendwann einmal zum Tanze gingen, wären die Tage alle gleich und ich hätte niemals Ferien.«

De esta manera el principito domesticĂł al zorro. Y cuando se fue acercando el dĂ­a de la partida:

So machte denn der kleine Prinz denFuchs mit sich vertraut. Und als die Stunde des Abschieds nahe war:

— ¡Ah! —dijo el zorro—, lloraré.

»Ach!« sagte der Fuchs, »ich werde weinen.«

— Tuya es la culpa —le dijo el principito—, yo no quería hacerte daño, pero tú has querido que te domestique…

»Das ist deine Schuld«, sagte der kleine Prinz, »ich wünschte dir nichts Übles, aber du hast gewollt, daß ich dich zähme …«

— Ciertamente —dijo el zorro.

»Gewiß«, sagte der Fuchs.

— ¡Y vas a llorar!, —dijo él principito.

»Aber nun wirst du weinen!« sagte der kleine Prinz.

— ¡Seguro!

»Bestimmt«, sagte der Fuchs.

— No ganas nada.

»So hast du nichts gewonnen!«

— Gano —dijo el zorro— he ganado a causa del color del trigo.

»Ich habe«, sagte der Fuchs, »die Farbe des Weizens gewonnen.«

Y luego añadió:

Dann fĂĽgte er hinzu:

— Vete a ver las rosas; comprenderás que la tuya es única en el mundo. Volverás a decirme adiós y yo te regalaré un secreto.

»Geh die Rosen wieder anschauen. Du wirst begreifen, daß die deine einzig ist in der Welt. Du wirst wiederkommen und mir adieu sagen, und ich werde dir ein Geheimnis schenken.«

El principito se fue a ver las rosas a las que dijo:

Der kleine Prinz ging, die Rosen wiederzusehen:

— No son nada, ni en nada se parecen a mi rosa. Nadie las ha domesticado ni ustedes han domesticado a nadie. Son como el zorro era antes, que en nada se diferenciaba de otros cien mil zorros. Pero yo le hice mi amigo y ahora es único en el mundo.

»Ihr gleicht meiner Rose gar nicht, ihr seid noch nichts«, sagte er zu ihnen. »Niemand hat sich euch vertraut gemacht und auch ihr habt euch niemandem vertraut gemacht. Ihr seid, wie mein Fuchs war. Der war nichts als ein Fuchs wie hunderttausend andere. Aber ich habe ihn zu meinem Freund gemacht, und jetzt ist er einzig in der Welt.«

Las rosas se sentían molestas oyendo al principito, que continuó diciéndoles:

Und die Rosen waren sehr beschämt.

— Son muy bellas, pero están vacías y nadie daría la vida por ustedes. Cualquiera que las vea podrá creer indudablemente que mí rosa es igual que cualquiera de ustedes. Pero ella se sabe más importante que todas, porque yo la he regado, porque ha sido a ella a la que abrigué con el fanal, porque yo le maté los gusanos (salvo dos o tres que se hicieron mariposas) y es a ella a la que yo he oído quejarse, alabarse y algunas veces hasta callarse. Porque es mi rosa, en fin.

»Ihr seid schön, aber ihr sein leer«, sagte er noch. »Man kann für euch nicht sterben. Gewiß, ein Irgendwer, der vorübergeht, könnte glauben, meine Rose ähnle euch. Aber in sich selbst ist sie wichtiger als ihr alle, da sie es ist, die ich begossen habe. Da sie es ist, die ich unter den Glassturz gestellt habe. Da sie es ist, die ich mit dem Wandschirm geschützt habe. Da sie es ist, deren Raupen ich getötet habe (außer den zwei oder drei um der Schmetterlinge willen). Da sie es ist, die ich klagen oder sich rühmen gehört habe oder auch manchmal schweigen. Da es meine Rose ist.«

Y volviĂł con el zorro.

Und er kam zum Fuchs zurĂĽck:

— Adiós —le dijo.

»Adieu«, sagte er …

— Adiós —dijo el zorro—. He aquí mi secreto, que no puede ser más simple: sólo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible para los ojos.

»Adieu«, sagte der Fuchs. »Hier mein Geheimnis. Es ist ganz einfach: man sieht nur mit dem Herzen gut. Das Wesentliche ist für die Augen unsichtbar.«

— Lo esencial es invisible para los ojos —repitió el principito para acordarse.

»Das Wesentliche ist für die Augen unsichtbar«, wiederholte der kleine Prinz, um es sich zu merken.

— Lo que hace más importante a tu rosa, es el tiempo que tú has perdido con ella.

»Die Zeit, die du für deine Rose verloren hast, sie macht deine Rose so wichtig.«

— Es el tiempo que yo he perdido con ella… —repitió el principito para recordarlo.

»Die Zeit, die ich für meine Rose verloren habe …«, sagte der kleine Prinz, um es sich zu merken.

— Los hombres han olvidado esta verdad —dijo el zorro—, pero tú no debes olvidarla. Eres responsable para siempre de lo que has domesticado. Tú eres responsable de tu rosa…

»Die Menschen haben diese Wahrheit vergessen«, sagte der Fuchs. »Aber du darfst sie nicht vergessen. Du bist zeitlebens für das verantwortlich, was du dir vertraut gemacht hast. Du bist für deine Rose verantwortlich …«

— Yo soy responsable de mi rosa… —repitió el principito a fin de recordarlo.

»Ich bin für meine Rose verantwortlich …«, wiederholte der kleine Prinz, um es sich zu merken.

XXII

KAPITEL XXII

— ¡Buenos días! —dijo el principito.

»Guten Tag«, sagte der kleine Prinz.

— ¡Buenos días! —respondió el guardavía.

»Guten Tag«, sagte der Weichensteller.

— ¿Qué haces aquí? —le preguntó el principito.

»Was machst du da?« sagte der kleine Prinz.

— Formo con los viajeros paquetes de mil y despacho los trenes que los llevan, ya a la derecha, ya a la izquierda.

»Ich sortiere die Reisenden nach Tausenderpaketen«, sagte der Weichensteller. »Ich schicke die Züge, die sie fortbringen, bald nach rechts, bald nach links.«

Y un tren rápido iluminado, rugiendo como el trueno, hizo temblar la caseta del guardavía.

Und ein lichterfunkelnder Schnellzug, grollend wie der Donner, machte das Weichenstellerhäuschen erzittern.

— Tienen mucha prisa —dijo el principito—. ¿Qué buscan?

»Sie haben es sehr eilig«, sagte der kleine Prinz, »Wohin wollen sie?«

— Ni siquiera el conductor de la locomotora lo sabe —dijo el guardavía.

»Der Mann von der Lokomotive weiß es selbst nicht«, sagte der Weichensteller.

Un segundo rápido iluminado rugió en sentido inverso.

Und ein zweiter blitzender Schnellzug donnert vorbei, in entgegengesetzter Richtung.

— ¿Ya vuelve? —preguntó el principito.

»Sie kommen schon zurück?« fragte der kleine Prinz …

— No son los mismos —contestó el guardavía—. Es un cambio.

»Das sind nicht die gleichen«, sagte der Weichensteller. »Das wechselt.«

— ¿No se sentían contentos donde estaban?

»Waren sie nicht zufrieden dort, wo sie waren?«

— Nunca se siente uno contento donde está —respondió el guardavía.

»Man ist nicht zufrieden dort, wo man ist«, sagte der Weichensteller.

Y rugió el trueno de un tercer rápido iluminado.

Und es rollte der Donner eines dritten funkelnden Schnellzuges vorbei.

— ¿Van persiguiendo a los primeros viajeros? —preguntó el principito.

»Verfolgen diese die ersten Reisenden?«, fragte der kleine Prinz.

— No persiguen absolutamente nada —le dijo el guardavía—; duermen o bostezan allí dentro. Únicamente los niños aplastan su nariz contra los vidrios.

»Sie verfolgen gar nichts«, sagte der Weichensteller. »Sie schlafen da drinnen oder sie gähnen auch. Nur die Kinder drücken ihre Nasen gegen die Fensterscheiben.«

— Únicamente los niños saben lo que buscan —dijo el principito. Pierden el tiempo con una muñeca de trapo que viene a ser lo más importante para ellos y si se la quitan, lloran…

»Nur die Kinder wissen, wohin sie wollen«, sagte der kleine Prinz. »Sie wenden ihre Zeit an eine Puppe aus Stoff-Fetzen, und die Puppe wird ihnen sehr wertvoll, und wenn man sie ihnen wegnimmt, weinen sie …«

— ¡Qué suerte tienen! —dijo el guardavía.

»Sie haben es gut«, sagte der Weichensteller.

XXIII

KAPITEL XXIII

— ¡Buenos días! —dijo el principito.

Guten Tag«, sagte der kleine Prinz.

— ¡Buenos días! —respondió el comerciante.

»Guten Tag«, sagte der Händler.

Era un comerciante de pĂ­ldoras perfeccionadas que quitan la sed. Se toma una por semana y ya no se sienten ganas de beber.

Er handelte mit höchst wirksamen, durststillenden Pillen. Man schluckt jede Woche eine und spürt überhaupt kein Bedürfnis mehr, zu trinken.

— ¿Por qué vendes eso? —preguntó el principito.

»Warum verkaufst du das?« sagte der kleine Prinz.

— Porque con esto se economiza mucho tiempo. Según el cálculo hecho por los expertos, se ahorran cincuenta y tres minutos por semana.

»Das ist eine große Zeitersparnis«, sagte der Händler. »Die Sachverständigen haben Berechnungen angestellt. Man erspart dreiundfünfzig Minuten in der Woche.«

— ¿Y qué se hace con esos cincuenta y tres minutos?

»Und was macht man mit diesen dreiundfünfzig Minuten?«

— Lo que cada uno quiere… ”

»Man macht damit, was man will …«

“Si yo dispusiera de cincuenta y tres minutos —pensó el principito— caminaría suavemente hacia una fuente…”

»Wenn ich dreiundfünfzig Minuten übrig hätte«, sagte der kleine Prinz, »würde ich ganz gemächlich zu einem Brunnen laufen …«

XXIV

KAPITEL XXIV

Era el octavo dĂ­a de mi averĂ­a en el desierto y habĂ­a escuchado la historia del comerciante bebiendo la Ăşltima gota de mi provisiĂłn de agua.

Es war am achten Tage nach meiner Panne in der Wüste und ich hörte gerade die Geschichte vom Pillenverkäufer, als ich den letzten Tropfen meines Wasservorrates trank:

— ¡Ah —le dije al principito—, son muy bonitos tus cuentos, pero yo no he reparado mi avión, no tengo nada para beber y sería muy feliz si pudiera irme muy tranquilo en busca de una fuente!

»Ach«, sagte ich zum kleinen Prinzen, »deine Erinnerungen sind ganz hübsch, aber ich habe mein Flugzeug noch nicht repariert, habenichts mehr zu trinken und wäre glücklich, wenn auch ich ganz gemächlich zu einem Brunnen gehen könnte!«

— Mi amigo el zorro…, me dijo…

»Mein Freund, der Fuchs«, sagte er …

— No se trata ahora del zorro, muchachito…

»Mein kleines Kerlchen, es handelt sich nicht mehr um den Fuchs!«

— ¿Por qué?

»Warum?«

— Porque nos vamos a morir de sed…

»Weil man vor Durst sterben wird …«

No comprendiĂł mi razonamiento y replicĂł:

Er verstand meinen Einwand nicht, er antwortete:

— Es bueno haber tenido un amigo, aún si vamos a morir. Yo estoy muy contento de haber tenido un amigo zorro.

»Es ist gut einen Freund zu haben, selbst wenn man sterben muß. Ich bin froh, daß ich einen Fuchs zum Freunde hatte …«

“Es incapaz de medir el peligro —me dije — Nunca tiene hambre ni sed y un poco de sol le basta…”

Er ermißt die Gefahr nicht, sagte ich mir. Er hat nie Hunger, nie Durst. Ein bißchen Sonne genügt ihm …

El principito me mirĂł y respondiĂł a mi pensamiento:

Aber er sah mich an und antwortete auf meine Gedanken:

— Tengo sed también… vamos a buscar un pozo…

»Ich habe auch Durst … suchen wir einen Brunnen …«

Tuve un gesto de cansancio; es absurdo buscar un pozo, al azar, en la inmensidad del desierto. Sin embargo, nos pusimos en marcha.

Ich machte eine Gebärde der Hoffnungslosigkeit: es ist sinnlos auf gut Glück in der Endlosigkeit der Wüste einen Brunnen zu suchen. Dennoch machten wir uns auf den Weg.

Después de dos horas de caminar en silencio, cayó la noche y las estrellas comenzaron a brillar. Yo las veía como en sueño, pues a causa de la sed tenía un poco de fiebre. Las palabras del principito danzaban en mi mente.

Als wir stundenlang schweigend dahingezogen waren, brach die Nacht herein, und die Sterne begannen zu leuchten. Ich sah sie wie im Traum, ich hatte ein wenig Fieber vor Durst. Die Worte des kleinen Prinzen tanzten durch mein BewuĂźtsein:

— ¿Tienes sed, tú también? —le pregunté.

»Du hast also auch Durst?« fragte ich ihn.

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