Il Piccolo Principe / El Principito — w językach włoskim i hiszpańskim. Strona 5

Włosko-hiszpańska dwujęzyczna książka

Antoine de Saint-Exupéry

Il Piccolo Principe

Antoine de Saint-Exupéry

El Principito

«Allora sono mie che vi ho pensato per il primo».

— Entonces son mías, puesto que he sido el primero a quien se le ha ocurrido la idea.

«E questo basta?»

— ¿Y eso basta?

«Certo. Quando trovi un diamante che non è di nessuno, è tuo. Quando trovi un’isola che non è di nessuno, è tua. Quando tu hai un’idea per primo, la fai brevettare, ed è tua. E io possiedo le stelle, perché mai nessuno prima di me si è sognato di possederle».

— Naturalmente. Si te encuentras un diamante que nadie reclama, el diamante es tuyo. Si encontraras una isla que a nadie pertenece, la isla es tuya. Si eres el primero en tener una idea y la haces patentar, nadie puede aprovecharla: es tuya. Las estrellas son mías, puesto que nadie, antes que yo, ha pensado en poseerlas.

«Questo è vero», disse il piccolo principe. «Che te ne fai?»

— Eso es verdad —dijo el principito— ¿y qué haces con ellas?

«Le amministro. Le conto e le riconto», disse l’uomo d’affari. «È una cosa difficile, ma io sono un uomo serio!»

— Las administro. Las cuento y las recuento una y otra vez —contestó el hombre de negocios—. Es algo difícil. ¡Pero yo soy un hombre serio!

Il piccolo principe non era ancora soddisfatto.

El principito no quedó del todo satisfecho.

«Io, se possiedo un fazzoletto di seta, posso metterlo intorno al collo e portarmelo via. Se possiedo un fiore, posso cogliere il mio fiore e portarlo con me. Ma tu non puoi cogliere le stelle».

— Si yo tengo una bufanda, puedo ponérmela al cuello y llevármela. Si soy dueño de una flor, puedo cortarla y llevármela también. ¡Pero tú no puedes llevarte las estrellas!

«No, ma posso depositarle alla banca».

— Pero puedo colocarlas en un banco.

«Che cosa vuol dire?»

— ¿Qué quiere decir eso?

«Vuol dire che scrivo su un pezzetto di carta il numero delle mie stelle e poi chiudo a chiave questo pezzetto di carta in un cassetto».

— Quiere decir que escribo en un papel el número de estrellas que tengo y guardo bajo llave en un cajón ese papel.

«Tutto qui?»

— ¿Y eso es todo?

«È sufficiente».

— ¡Es suficiente!

È divertente, pensò il piccolo principe, e abbastanza poetico. Ma non è molto serio.

“Es divertido”, pensó el principito. “Es incluso bastante poético. Pero no es muy serio”.

Il piccolo principe aveva sulle cose serie delle idee molto diverse da quelle dei grandi.

El principito tenía sobre las cosas serias ideas muy diferentes de las ideas de las personas mayores.

«Io», disse il piccolo principe, «possiedo un fiore che innaffio tutti i giorni. Possiedo tre vulcani dei quali spazzo il camino tutte le settimane. Perché spazzo il camino anche di quello spento. Non si sa mai. È utile ai miei vulcani, ed è utile al mio fiore che io li possegga. Ma tu non sei utile alle stelle…»

— Yo —dijo aún— tengo una flor a la que riego todos los días; poseo tres volcanes a los que deshollino todas las semanas, pues también me ocupo del que está extinguido; nunca se sabe lo que puede ocurrir. Es útil, pues, para mis volcanes y para mi flor que yo las posea. Pero tú, tú no eres nada útil para las estrellas…

L’uomo d’affari apri la bocca ma non trovò niente da rispondere e il piccolo principe se ne andò.

El hombre de negocios abrió la boca, pero no encontró respuesta. El principito abandonó aquel planeta.

Decisamente i grandi sono proprio straordinari, si disse semplicemente durante il viaggio.

“Las personas mayores, decididamente, son extraordinarias”, se decía a sí mismo con sencillez durante el viaje.

XIV

XIV

Il quinto pianeta era molto strano. Vi era appena il posto per sistemare un lampione e l’uomo che l’accendeva.

El quinto planeta era muy curioso. Era el más pequeño de todos, pues apenas cabían en él un farol y el farolero que lo habitaba.

Il piccolo principe non riusciva a spiegarsi a che potessero servire, spersi nel cielo, su di un pianeta senza case, senza abitanti, un lampione e il lampionaio. Eppure si disse:

El principito no lograba explicarse para qué servirían allí, en el cielo, en un planeta sin casas y sin población un farol y un farolero. Sin embargo, se dijo a sí mismo:

«Forse quest’uomo è veramente assurdo. Però è meno assurdo del re, del vanitoso, dell’uomo d’affari e dell’ubriacone. Almeno il suo lavoro ha un senso. Quando accende il suo lampione, è come se facesse nascere una stella in più, o un fiore. Quando lo spegne addormenta il fiore o la stella. È una bellissima occupazione, ed è veramente utile, perché è bella».

“Este hombre, quizás, es absurdo. Sin embargo, es menos absurdo que el rey, el vanidoso, el hombre de negocios y el bebedor. Su trabajo, al menos, tiene sentido. Cuando enciende su farol, es igual que si hiciera nacer una estrella más o una flor y cuando lo apaga hace dormir a la flor o a la estrella. Es una ocupación muy bonita y por ser bonita es verdaderamente útil”.

Salendo sul pianeta salutò rispettosamente l’uomo:

Cuando llegó al planeta saludó respetuosamente al farolero:

«Buon giorno. Perché spegni il tuo lampione?»

— ¡Buenos días! ¿Por qué acabas de apagar tu farol?

«È la consegna», rispose il lampionaio. «Buon giorno».

— Es la consigna —respondió el farolero—. ¡Buenos días!

«Che cos’è la consegna?»

— ¿Y qué es la consigna?

«È di spegnere il mio lampione. Buona sera».

— Apagar mi farol. ¡Buenas noches!

E lo riaccese.

Y encendió el farol.

«E adesso perché lo riaccendi?»

— ¿Y por qué acabas de volver a encenderlo?

«È la consegna».

— Es la consigna.

«Non capisco», disse il piccolo principe.

— No lo comprendo —dijo el principito.

«Non c’è nulla da capire», disse l’uomo, «la consegna è la consegna. Buon giorno».

— No hay nada que comprender —dijo el farolero—. La consigna es la consigna. ¡Buenos días!

E spense il lampione.

Y apagó su farol.

Poi si asciugò la fronte con un fazzoletto a quadri rossi.

Luego se enjugó la frente con un pañuelo de cuadros rojos.

«Faccio un mestiere terribile. Una volta era ragionevole. Accendevo al mattino e spegnevo alla sera, e avevo il resto del giorno per riposarmi e il resto della notte per dormire…»

— Mi trabajo es algo terrible. En otros tiempos era razonable; apagaba el farol por la mañana y lo encendía por la tarde. Tenía el resto del día para reposar y el resto de la noche para dormir.

«E dopo di allora è cambiata la consegna?»

— ¿Y luego cambiaron la consigna?

«La consegna non è cambiata», disse il lampionaio, «è proprio questo il dramma. Il pianeta di anno in anno ha girato sempre più in fretta e la consegna non è stata cambiata!»

— Ese es el drama, que la consigna no ha cambiado —dijo el farolero—. El planeta gira cada vez más de prisa de año en año y la consigna sigue siendo la misma.

«Ebbene?» disse il piccolo principe.

— ¿Y entonces? —dijo el principito.

«Ebbene, ora che fa un giro al minuto, non ho più un secondo di riposo. Accendo e spengo una volta al minuto!»

— Como el planeta da ahora una vuelta completa cada minuto, yo no tengo un segundo de reposo. Enciendo y apago una vez por minuto.

«È divertente! I giorni da te durano un minuto!»

— ¡Eso es raro! ¡Los días sólo duran en tu tierra un minuto!

«Non è per nulla divertente», disse l’uomo. «Lo sai che stiamo parlando da un mese?»

— Esto no tiene nada de divertido —dijo el farolero—. Hace ya un mes que tú y yo estamos hablando.

«Da un mese?»

— ¿Un mes?

«Sì. Trenta minuti: trenta giorni! Buona sera».

— Sí, treinta minutos. ¡Treinta días! ¡Buenas noches!

E riaccese il suo lampione.

Y volvió a encender su farol.

Il piccolo principe lo guardò e senti improvvisamente di amare questo uomo che era così fedele alla sua consegna.

El principito lo miró y le gustó este farolero que tan fielmente cumplía la consigna.

Si ricordò dei tramonti che lui stesso una volta andava a cercare, spostando la sua sedia. E volle aiutare il suo amico:

Recordó las puestas de sol que en otro tiempo iba a buscar arrastrando su silla. Quiso ayudarle a su amigo.

«Sai… conosco un modo per riposarti quando vorrai…»

— ¿Sabes? Yo conozco un medio para que descanses cuando quieras…

«Lo vorrei sempre», disse l’uomo.

— Yo quiero descansar siempre —dijo el farolero.

Perché si può essere nello stesso tempo fedeli e pigri.

Se puede ser a la vez fiel y perezoso.

E il piccolo principe continuò: «Il tuo pianeta è così piccolo che in tre passi ne puoi fare il giro. Non hai che da camminare abbastanza lentamente per rimanere sempre al sole. Quando vorrai riposarti camminerai e il giorno durerà finché tu vorrai».

El principito prosiguió:
— Tu planeta es tan pequeño que puedes darle la vuelta en tres zancadas. No tienes que hacer más que caminar muy lentamente para quedar siempre al sol. Cuando quieras descansar, caminarás… y el día durará tanto tiempo cuanto quieras.

«Non mi serve a molto», disse l’uomo. «Ciò che desidero soprattutto nella vita è di dormire».

— Con eso no adelanto gran cosa —dijo el farolero—, lo que a mí me gusta en la vida es dormir.

«Non hai fortuna», disse il piccolo principe.

— No es una suerte —dijo el principito.

«Non ho fortuna», rispose l’uomo. «Buon giorno».

— No, no es una suerte —replicó el farolero—. ¡Buenos días!

E spense il suo lampione.

Y apagó su farol.

Quest’uomo, si disse il piccolo principe, continuando il suo viaggio, quest’uomo sarebbe disprezzato da tutti gli altri, dal re, dal vanitoso, dall’ubriacone, dall’uomo d’affari. Tuttavia è il solo che non mi sembri ridicolo. Forse perché si occupa di altro che non di se stesso.

Mientras el principito proseguía su viaje, se iba diciendo para sí: “Este sería despreciado por los otros, por el rey, por el vanidoso, por el bebedor, por el hombre de negocios. Y, sin embargo, es el único que no me parece ridículo, quizás porque se ocupa de otra cosa y no de sí mismo.

Ebbe un sospiro di rammarico e si disse ancora:

Lanzó un suspiro de pena y continuó diciéndose:

Questo è il solo di cui avrei potuto farmi un amico. Ma il suo pianeta è veramente troppo piccolo, non c’è posto per due…

“Es el único de quien pude haberme hecho amigo. Pero su planeta es demasiado pequeño y no hay lugar para dos…”

Quello che il piccolo principe non osava confessare a se stesso, era che di questo pianeta benedetto rimpiangeva soprattutto i suoi millequattrocentoquaranta tramonti nelle ventiquattro ore!

Lo que el principito no se atrevía a confesarse, era que la causa por la cual lamentaba no quedarse en este bendito planeta se debía a las mil cuatrocientas cuarenta puestas de sol que podría disfrutar cada veinticuatro horas.

XV

XV

Il sesto pianeta era dieci volte più grande. Era abitato da un vecchio signore che scriveva degli enormi libri.

El sexto planeta era diez veces más grande. Estaba habitado por un anciano que escribía grandes libros.

«Ecco un esploratore», esclamò quando scorse il piccolo principe.

— ¡Anda, un explorador! —exclamó cuando divisó al principito.

Il piccolo principe si sedette sul tavolo ansimando un poco. Era in viaggio da tanto tempo.

Este se sentó sobre la mesa y reposó un poco. ¡Había viajado ya tanto!

«Da dove vieni?» gli domandò il vecchio signore.

— ¿De dónde vienes tú? —le preguntó el anciano.

«Che cos’è questo grosso libro?» disse il piccolo principe. «Che cosa fate qui?»

— ¿Qué libro es ese tan grande? —preguntó a su vez el principito—. ¿Qué hace usted aquí?

«Sono un geografo», disse il vecchio signore.

— Soy geógrafo —dijo el anciano.

«Che cos’è un geografo?»

— ¿Y qué es un geógrafo?

«È un sapiente che sa dove si trovano i mari, i fiumi, le città, le montagne e i deserti».

— Es un sabio que sabe donde están los mares, los ríos, las ciudades, las montañas y los desiertos.

«È molto interessante», disse il piccolo principe, «questo finalmente è un vero mestiere!»

— Eso es muy interesante —dijo el principito—. ¡Y es un verdadero oficio!

E diede un’occhiata tutto intorno sul pianeta del geografo. Non aveva mai visto fino ad ora un pianeta così maestoso.

Dirigió una mirada a su alrededor sobre el planeta del geógrafo; nunca había visto un planeta tan majestuoso.

«È molto bello il vostro pianeta. Ci sono degli oceani?»

— Es muy hermoso su planeta. ¿Hay océanos aquí?

«Non lo posso sapere», disse il geografo.

— No puedo saberlo —dijo el geógrafo.

«Ah! (il piccolo principe fu deluso) E delle montagne?»

— ¡Ah! (El principito se sintió decepcionado). ¿Y montañas?

«Non lo posso sapere», disse il geografo.

— No puedo saberlo —repitió el geógrafo.

«E delle città e dei fiumi e dei deserti?»

— ¿Y ciudades, ríos y desiertos?

«Neppure lo posso sapere», disse il geografo.

— Tampoco puedo saberlo.

«Ma siete un geografo!»

— ¡Pero usted es geógrafo!

«Esatto», disse il geografo, «ma non sono un esploratore. Manco completamente di esploratori. Non è il geografo che va a fare il conto delle città, dei fiumi, delle montagne, dei mari, degli oceani e dei deserti.

— Exactamente —dijo el geógrafo—, pero no soy explorador, ni tengo exploradores que me informen. El geógrafo no puede estar de acá para allá contando las ciudades, los ríos, las montañas, los océanos y los desiertos.

Il geografo è troppo importante per andare in giro. Non lascia mai il suo ufficio, ma riceve gli esploratori, li interroga e prende degli appunti sui loro ricordi. E se i ricordi di uno di loro gli sembrano interessanti, il geografo fa fare un’inchiesta sulla moralità dell’esploratore».

Es demasiado importante para deambular por ahí. Se queda en su despacho y allí recibe a los exploradores. Les interroga y toma nota de sus informes. Si los informes de alguno de ellos le parecen interesantes, manda hacer una investigación sobre la moralidad del explorador.

«Perché?»

— ¿Para qué?

«Perché se l’esploratore mentisse porterebbe una catastrofe nei libri di geografia. Ed anche un esploratore che bevesse troppo».

— Un explorador que mintiera sería una catástrofe para los libros de geografía. Y también lo sería un explorador que bebiera demasiado.

«Perché?» domandò il principe.

— ¿Por qué? —preguntó el principito.

«Perché gli ubriachi vedono doppio e allora il geografo annoterebbe due montagne là dove ce n’è una sola».

— Porque los borrachos ven doble y el geógrafo pondría dos montañas donde sólo habría una.

«Io conosco qualcuno», disse il piccolo principe, «che sarebbe un cattivo esploratore».

— Conozco a alguien —dijo el principito—, que sería un mal explorador.

«È possibile. Dunque, quando la moralità dell’esploratore sembra buona, si fa un’inchiesta sulla sua scoperta».

— Es posible. Cuando se está convencido de que la moralidad del explorador es buena, se hace una investigación sobre su descubrimiento.

«Si va a vedere?»

— ¿ Se va a ver?

«No, è troppo complicato. Ma si esige che l’esploratore fornisca le prove. Per esempio, se si tratta di una grossa montagna, si esige che riporti delle grosse pietre».

— No, eso sería demasiado complicado. Se exige al explorador que suministre pruebas. Por ejemplo, si se trata del descubrimiento de una gran montaña, se le pide que traiga grandes piedras.

All’improvviso il geografo si commosse.

Súbitamente el geógrafo se sintió emocionado:

«Ma tu, tu vieni da lontano! Tu sei un esploratore! Mi devi descrivere il tuo pianeta!»

— Pero… ¡tú vienes de muy lejos! ¡Tú eres un explorador! Vas a describirme tu planeta.

E il geografo, avendo aperto il suo registro, temperò la sua matita. I resoconti degli esploratori si annotano da prima a matita, e si aspetta per annotarli a penna che l’esploratore abbia fornito delle prove.

Y el geógrafo abriendo su registro afiló su lápiz. Los relatos de los exploradores se escriben primero con lápiz. Se espera que el explorador presente sus pruebas para pasarlos a tinta.

«Allora?» interrogò il geografo.

— ¿Y bien? —interrogó el geógrafo.

«Oh! da me», disse il piccolo principe, «non è molto interessante, è talmente piccolo. Ho tre vulcani, due in attività e uno spento. Ma non si sa mai».

— ¡Oh! Mi tierra —dijo el principito— no es interesante, todo es muy pequeño. Tengo tres volcanes, dos en actividad y uno extinguido; pero nunca se sabe…

«Non si sa mai», disse il geografo.

— No, nunca se sabe —dijo el geógrafo.

«Ho anche un fiore».

— Tengo también una flor.

«Noi non annotiamo i fiori», disse il geografo.

— De las flores no tomamos nota.

«Perché? Sono la cosa più bella».

— ¿Por qué? ¡Son lo más bonito!

«Perché i fiori sono effimeri».

— Porque las flores son efímeras.

«Che cosa vuol dire “effimero”?»

— ¿Qué significa “efímera”?

«Le geografie», disse il geografo, «sono i libri più preziosi fra tutti i libri. Non passano mai di moda. È molto raro che una montagna cambi di posto. È molto raro che un oceano si prosciughi. Noi descriviamo delle cose eterne».

— Las geografías —dijo el geógrafo— son los libros más preciados e interesantes; nunca pasan de moda. Es muy raro que una montaña cambie de sitio o que un océano quede sin agua. Los geógrafos escribimos sobre cosas eternas.

«Ma i vulcani spenti si possono risvegliare», interruppe il piccolo principe. «Che cosa vuol dire “effimero”?»

— Pero los volcanes extinguidos pueden despertarse —interrumpió el principito—. ¿Qué significa “efímera”?