La Reina de las Nieves / Die Schneekönigin. In sieben Geschichten — іспанською та німецькою мовами. Сторінка 4

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Hans Christian Andersen

La Reina de las Nieves

Hans Christian Andersen

Die Schneekönigin. In sieben Geschichten

— ¡Oh, no llevo mis zapatos! ¡Ni tampoco las manoplas! — gritó Gerda. Acaba de darse cuenta al sentir el horrible frío que hacía fuera, pero el reno no se atrevió a detenerse; siguió corriendo, hasta llegar al arbusto de las bayas rojas; allí depositó a Gerda en el suelo, le dio un beso y unas lágrimas gruesas corrieron por la mejilla del animal; se volvió y regresó tan rápidamente como pudo.

»O, ich habe meine Stiefeln nicht! Ich habe meine Fausthandschuhe nicht!« rief die kleine Gerda. Das merkte sie in der schneidenden Kälte; aber das Rennthier wagte nicht, anzuhalten; es lief, bis es zu dem Busche mit den rothen Beeren gelangte; da setzte es Gerda ab und küßte sie auf den Mund und es liefen große blanke Thränen über des Thieres Backen; und dann lief es, was es nur konnte, wieder zurück.

Allí se quedó la pobre Gerda, sin zapatos ni guantes, en plena Finlandia, terrible y glacial.

Da stand die arme Gerda, ohne Schuhe, ohne Handschuhe, mitten in dem fürchterlichen, eiskalten Finnmarken.

Echó a correr y un verdadero regimiento de enormes copos de nieve le salieron al encuentro; no caían del cielo, que estaba muy claro e iluminado por una aurora boreal;

Sie lief vorwärts, so schnell sie nur konnte; da kam ein ganzes Regiment Schneeflocken; aber die fielen nicht vom Himmel herunter, der war ganz hell und glänzte von Nordlichtern;

los copos corrían a ras de tierra y cuanto más se le acercaban, mayor era su tamaño;

die Schneeflocken liefen gerade auf der Erde hin, und je näher sie kamen, desto größer wurden sie.

Gerda recordó lo grandes y perfectos que le habían parecido cuando los había observado con la lupa; pero éstos eran la vanguardia de la Reina de las Nieves y tenían un aspecto terrible, como seres vivos que tomaban las formas más extrañas:

Gerda erinnerte sich noch, wie groß und künstlich die Schneeflocken damals ausgesehen hatten, als sie dieselben durch ein Brennglas betrachtete. Aber hier waren sie freilich noch weit größer und fürchterlicher; sie lebten; sie waren der Schneekönigin Vorposten; sie hatten die sonderbarsten Gestalten.

unos parecían horrorosos puercoespines, otros eran como madejas de serpientes enmarañadas que adelantaban amenazadoramente sus cabezas, otros, por fin, recordaban a pequeños osos rechonchos de pelo crespo; todos los copos de nieve parecían dotados de vida y tenían una blancura resplandeciente.

Einige sahen aus, wie häßliche große Stachelschweine; andere wie Knoten, gebildet von Schlangen, welche die Köpfe hervorsteckten; noch andere wie kleine dicke Bären, auf denen die Haare sich sträubten; alle waren glänzend weiß, alle waren lebendige Schneeflocken.

La pobre Gerda se puso a rezar un Padrenuestro; el frío era tan intenso que podía ver su propio aliento saliéndole de la boca como una espesa humareda;

Da betete die kleine Gerda ihr Vaterunser; und die Kälte war so groß, daß sie ihren eigenen Athem sehen konnte; der ging ihr wie Rauch aus dem Munde.

y este aliento se iba haciendo más denso y se convertía en pequeños ángeles luminosos que crecían a medida que tocaban tierra; portaban un yelmo en la cebza, un escudo en una mano y una espada en la otra;

Der Athem wurde dichter und dichter und gestaltete sich zu kleinen Engeln, die mehr und mehr wuchsen, wenn sie die Erde berührten; und alle hatten Helme auf dem Kopf und Spieße und Schilde in den Händen;

su número iba en aumento y cuando Gerda terminó su Padrenuestro formaban todo un batallón a su alrededor;

ihre Anzahl wurde größer und größer, und als Gerda ihr Vaterunser geendet hatte, war eine ganze Legion um sie;

descargaron sus lanzas contra los horribles copos que estallaron en mil pedazos y la pequeña Gerda avanzó con paso seguro e intrépido.

sie stachen mit ihren Spießen gegen die gräulichen Schneeflocken, sodaß diese in hundert Stücke zersprangen; und die kleine Gerda ging ganz sicher und frischen Muthes vorwärts.

Los ángeles le frotaron las manos y los pies, sintió menos frío y se dirigió sin perder tiempo hacia el palacio.

Die Engel streichelten ihr Hände und Füße, da empfand sie weniger, wie kalt es war, und eilte nach der Schneekönigin Schloß.

Pero vemos ahora dónde se encuentra Kay. Apenas se acordaba de su amiga Gerda ni se podía imaginar que en aquel momento ella se encontraba delante del palacio.

— Aber nun müssen wir doch erst sehen, was Kay macht. Er dachte freilich nicht an die kleine Gerda, und am wenigsten, daß sie draußen vor dem Schlosse stände.

Séptimo episodio. Del Palacio de la Reina de las Nieves y de lo que Luego Sucedió

Siebente Geschichte. Von dem Schlosse der Schneekönigin, und was sich später darin zutrug

Los muros del palacio estaban formados de polvo de nieve y las ventanas y puertas, de vientos glaciales;

Des Schlosses Wände waren gebildet von dem treibenden Schnee, und Fenster und Thüren von den schneidenden Winden;

había más de cien salones, formados por remolinos de nieve, el mayor de los cuales medía varias leguas de largo; estaban iluminados por auroras boreales y eran inmensos, vacíos, gélidos y luminosos.

es waren über hundert Säle darin, alle, wie sie der Schnee zusammenwehte; der größte erstreckte sich mehrere Meilen lang; das starke Nordlicht beleuchtete sie alle, und sie waren so groß, so leer, so eisig kalt und so glänzend!

Nunca se celebró allí fiesta alguna, ni siquiera un sencillo baile en el que los osos pudieran danzar sobre sus patas traseras, haciendo gala de sus maneras distinguidas, al son de la música de los tempestuosos vientos polares; jamás tuvo lugar ninguna reunión en la que poder jugar y divertirse, ni siquiera una simple velada en la que las señoritas zorras blancas charlaran en torno a unas tazas de café, Los salones de la Reina de las Nieves eran desolados, grandes y fríos.

Nie gab es hier Lustbarkeiten, nicht einmal einen kleinen Bärenball, wozu der Sturm hätte aufspielen und wobei die Eisbären hätten auf den Hinterfüßen gehen und ihre feinen Manieren zeigen können; nie eine kleine Spielgesellschaft mit Maulklapp und Tatzenschlag; nie ein klein Bischen Kaffeeklatsch von den Weißen-Fuchs-Fräulein; leer, groß und kalt war es in der Schneekönigin Sälen.

Las auroras boreales aparecían y desaparecían con tanta exactitud que se podía preveer el momento en que su luz sería más intensa y aquel en que sería más tenue.

Die Nordlichter flammten so genau, daß man zählen konnte, wann sie am höchsten und wann sie am niedrigsten standen.

En medio del inmenso y desnudo salón central había un lago helado; el hielo estaba roto en mil pedazos, pero cada uno de ellos era idéntico a los otros: una verdadera maravilla; en el centro del lago se sentaba la Reina de las Nieves cuando permanecía en palacio; pretendia reinar sobre el espejo de la razón, el mejor, el único de este mundo.

Mitten in diesem leeren unendlichen Schneesaale war ein zugefrorner See, der war in tausend Stücke zersprungen; aber jedes Stück war dem andern so gleich, daß es ein vollkommenes Kunstwerk war; und mitten auf dem See saß die Schneekönigin, wenn sie zu Hause war; und dann sagte sie, daß sie im Spiegel des Verstandes säße, und daß dieses der einzige und beste in der Welt sei.

El pequeño Kay estaba amoratado por el frío, casi negro, aunque él no se daba cuenta de ello, pues el beso que le diera la Reina de las Nieves le había insensibilizado para el frío y su corazón estaba, innecesario decirlo, igual que un témpano.

Der kleine Kay war ganz blau vor Kälte, ja fast schwarz; aber er merkte es doch nicht, denn sie hatte ihm den Frostschauer abgeküßt und sein Herz glich einem Eisklumpen.

Iba de un lado para otro cogiendo trozos de hielo planos y afilados que disponía de todas las formas posibles, con un propósito determinado; hacía lo mismo que nosotros cuando con pequeñas piezas de madera recortadas intentamos componer figuras.

Er schleppte einige scharfe, flache Eisstücke hin und her, die er auf alle mögliche Weise aneinanderfügte, denn er wollte damit etwas herausbringen. Es war gerade, als wenn wir kleine Holztafeln haben und diese in Figuren zusammenlegen, was man das chinesische Spiel nennt.

Kay también formaba figuras, y sumamente complicadas: era «el juego del hielo de la razón»; a sus ojos, estas figuras eran magníficas y su actividad tenía una enorme importnacia; el fragmento de cristal que tenía en el ojo era la causa de todo; construía palabras con trozos de hielo, pero nunca conseguía formar la palara que hubiera deseado, la palabra Eternidad. La Reina de las nieves le había dicho:

Kay ging auch und legte Figuren, und zwar die allerkünstlichsten. Das war das Eisspiel des Verstandes. In seinen Augen waren die Figuren ganz ausgezeichnet und von der höchsten Wichtigkeit: das machte das Glaskörnchen, welches ihm im Auge saß! Er legte vollständige Figuren, die ein geschriebenes Wort waren; aber nie konnte er es dahin bringen, das Wort zu legen, das er gerade haben wollte, das Wort: Ewigkeit. Und die Schneekönigin hatte gesagt:

— Cuando logres formar esa palabra, serás tu propio dueño; te daré el mundo entero y un par de patines nuevos.

»Kannst Du diese Figur ausfindig machen, dann sollst Du Dein eigener Herr sein, und ich schenke Dir die ganze Welt und ein Paar neue Schlittschuhe.«

Pero, por más que lo intentaba, nunca lo conseguía.

Aber er konnte es nicht.

— Voy a emprender un vuelo hacia los países cálidos — le dijo un dia la Reina de las Nieves — Echaré un vistazo a las marmitas negras — así llamaba ella a las montañas que escupen fuego, como el Etna y el Vesubio—. Las blanquearé un poco, eso le sentará bien a los limoneros y a las viñas.

»Nun sause ich fort nach den warmen Ländern!« sagte die Schneekönigin. »Ich will hinfahren und in die schwarzen Töpfe hineinsehen!« — Das waren die feuerspeienden Berge Aetna und Vesuv, wie man sie nennt. »Ich werde sie ein wenig weiß machen! Das gehört dazu; das thut den Citronen und Weintrauben gut!«

La Reina de las Nieves emprendió el viaje y Kay quedó solo en aquel gélido y vacío salón de mcuhas leguas de largo; contemplaba los trozos de hielo, reflexionaba profundamente concentrándose al máximo en su juego; permaneciía tan inmóvil y rígido que daba la impresión que hubiera muerto de frío.

Und die Schneekönigin flog davon, und Kay saß ganz allein in dem viele Meilen großen, leeren Eissaal, betrachtete die Eisstücke und dachte und dachte, sodaß es in ihm knackte; ganz steif und stille saß er; man hätte glauben sollen, er wäre erfroren.

Fue entonces cuando la pequeña Gerda entró en el palacio por su puerta principal, construída con vientos glaciales; pero Gerda recitó su oración de la tarde y los vientos se apaciguaron como si hubiesen querido dormir; se adentró por los grandes salones vacíos… y vió a Kay. lo reconoció, le saltó al cuello, le estrechó entre sus brazos y gritó:

Da geschah es, daß die kleine Gerda durch das große Thor in das Schloß trat. Hier herrschten schneidende Winde; aber sie betete ein Abendgebet, da legten sich die Winde, als ob sie schlafen wollten; und sie trat in die großen, leeren, kalten Säle hinein — da erblickte sie Kay; sie erkannte ihn, sie flog ihm um den Hals, hielt ihn so fest und rief:

— ¡Kay! ¡Mi querido Kay! ¡Por fin te encontré!

»Kay! Lieber, kleiner Kay! Da habe ich Dich endlich gefunden!«

Pero Kay permaneció inmóvil, rígido y frío…

Aber er saß ganz stille, steif und kalt; —

y Gerda lloró y sus lágrimas cálidas cayeron sobre el pecho del muchacho llegando hasta su corazón y fundieron el bloque de hielo e hicieron salir de él el pedacito de cristal que allí se había alojado! Kay la miró y ella cantó:

da weinte die kleine Gerda heiße Thränen, die fielen auf seine Brust; sie drangen in sein Herz; sie thauten den Eisklumpen auf und verzehrten das kleine Spiegelstück darin; er betrachtete sie und sang:

Las rosas en el valle crecen, el Niño Jesús les habla y ellas al viento se mecen.

»Rosen, die blüh’n und verwehen;
Wir werden das Christkindlein sehen!«

Entonces también las lágrimas afloraron a los ojos de Kay y lloró tanto que el polvo de cristal que tenía en el ojo salió junto con las lágrimas; reconoció a Gerda y, lleno de alegría, exclamó:

Da brach Kay in Tränen aus, er weinte so, daß das Spiegelkörnchen aus dem Auge schwamm; nun erkannte er sie und jubelte:

— ¡Gerda! !Mi pequeña y dulce Gerda… ! ¿Dónde has estado durante todo este tiempo? ¿y dónde he estado yo?

»Gerda, liebe kleine Gerda! — Wo bist Du doch so lange gewesen? Und wo bin ich gewesen?«

Y mirando a su alrededor dijo:
— ¡Qué frío hace aquí! ¡Qué grande y vacío está esto!
Estrechó entre sus brazos a Gerda, que reía y lloraba de alegría;

Und er blickte rings um sich her. »Wie kalt es hier ist! Wie es hier weit und leer ist!« Und er klammerte sich an Gerda an, und sie lachte und weinte vor Freuden;

su felicidad era tan grande que incluso los trozos de hielo se pusieron a bailar a su alrededor y cuando, fatigados, se detuvieron para descansar, formaron precisamente la palabra que al Reina de las Nieves había encargado a Kay que compusiera, la palabra Eternidad : era pues su propio dueño y ella debería darle el mundo entero y un par de patines nuevos.

das war so herrlich, daß selbst die Eisstücke vor Freuden rings herum tanzten; und als sie müde waren und sich niederlegten, lagen sie gerade in den Buchstaben, von denen die Schneekönigin gesagt hatte, daß er sie ausfindig machen sollte, dann wäre er sein eigener Herr, und sie wolle ihm die ganze Welt und ein Paar neue Schlittschuhe geben.

Gerda besó las mejillas que recobraron su color rosado, le besó en los ojos que brillaban como los suyos, besó sus manos y sus pies y se sintió fuerte y vigoroso.

Und Gerda küßte seine Wangen, und sie wurden blühend; sie küßte seine Augen, und sie leuchteten gleich den ihrigen; sie küßte seine Hände und Füße, und er war gesund und munter.

La Reina de las Nieves podía venir cuando quisiera; Kay tenía su carta de libertad escrita en brillantes trozos de hielo.

Die Schneekönigin mochte nun nach Hause kommen: sein Freibrief stand da mit glänzenden Eisstücken geschrieben.

Se cogieron de la mano y salieron del palacio; hablaron de la abuela y de los rosales que crecían en el tejado; los vientos habían amainado hasta desaparecer por completo y el sol brillaba en el cielo;

Und sie faßten einander bei den Händen und wanderten aus dem großen Schlosse hinaus; sie sprachen von der Großmutter und von den Rosen oben auf dem Dache; und wo sie gingen, ruhten die Winde und die Sonne brach hervor;

cuando llegaron el arbusto de las bayas rojas, el reno les estaba esperando; junto a él había una joven hembra cuyas ubres estaban llenas de leche tibia que ofrecio a los dos niños tras haberles dado un beso.

und als sie den Busch mit den rothen Beeren erreichten, stand das Rennthier da und wartete; es hatte ein anderes junges Rennthier mit sich, dessen Euter voll waren; und dieses gab den Kleinen seine warme Milch und küßte sie auf den Mund.

Y los renos llevaron a Kay y a Gerda primero a casa de la finlandesa, donde se calentaron en la cabaña y proyectaron el viaje de vuelta, y después a casa de la lapona, que les había cosido trajes nuevos y les había preparado un trineo.

Dann trugen sie Kay und Gerda erst zur Finnin, wo sie sich in der heißen Stube auswärmten und über die Heimreise Bescheid erhielten; dann zur Lappin, welche ihnen neue Kleider genäht und ihren Schlitten in Stand gesetzt hatte.

Los dos renos, saltando a su lado, les acompañaron hasta el límite del país, donde los tallos verdes empezaban a despuntar sobre la nieve; allí se despidieron de los renos y la mujer lapona.
— ¡Adiós! — se dijeron todos.

Das Rennthier und das Junge sprangen zur Seite und folgten, gerade bis zur Grenze des Landes; dort sproßte das erste Grün hervor; da nahmen sie Abschied vom Rennthier und von der Lappin: »Lebt wohl!« sagten Alle.

Se escuchaban ya los gorjeos de algunos pajarillos y el bosque comenzaba a reverdecer. De la espesura salió un magnífico caballo, al que Gerda reconoció de inmediato, pues era uno de los que había tirado de la carroza de oro; estaba montado por una jovencita con un gorro encarnado en la cabeza y que empuñaba una pistola en cada mano:

Und die ersten kleinen Vögel begannen zu zwitschern, der Wald hatte grüne Knospen, und aus ihm kam auf einem prächtigen Pferde, welches Gerda kannte (es war vor die goldene Kutsche gespannt gewesen) ein junges Mädchen geritten, mit einer glänzenden rothen Mütze auf dem Kopfe und Pistolen im Halfter;

era la hija del bandido; se había cansado de estar en su caas y había decidido marcharse; iría primero hacie el Norte y, si el Norte no le gustaba, continuaría más allá.

das war das kleine Räubermädchen, welches es satt hatte, zu Hause zu sein, und nun erst gegen Norden und später, wenn ihr das nicht zusagte, nach einer andern Weltgegend hin wollte.

Reconoció en seguida a Gerda y Gerda la reconoció a ella. Se llevaron una gran alegría.

Sie erkannte Gerda gleich, und Gerda erkannte sie: das war eine Freude!

— Es absurdo lo que has hecho — dijo a Kay la hija del bandido — Me pregunto si te mereces que te vayan buscando hasta el fin del mundo.

»Du bist ein schöner Patron mit Herumschweifen!« sagte sie zum kleinen Kay. »Ich möchte wissen, ob Du verdienst, daß man Deinethalben bis an der Welt Ende läuft!«

Gerda le golpeó cariñosamente la mejilla y le preguntó por el príncipe y la princesa.

Aber Gerda klopfte ihr die Wangen und fragte nach dem Prinzen und der Prinzessin.

— ¡Se han marchado al extranjero! — respondió la hija del bandido.

»Die sind nach fremden Ländern gereist!« sagte das Räubermädchen.

— ¿Y la corneja? — preguntó Gerda.

»Aber die Krähe?« sagte Gerda.

— La corneja murió. La novia domesticada es ahora viuda y lleva en la pata una cinta de lana negra; gime lastimosamente … pero todo eso son tonterías, cuéntame tu historia y como conseguiste encontrarlo.

»Ja, die Krähe ist todt!« erwiderte sie. »Die zahme Geliebte ist Wittwe geworden und geht mit einem Endchen schwarzen wollenen Garns um das Bein; sie klagt ganz jämmerlich, und Geschwätz ist das Ganze! — Aber erzähle mir nun, wie es Dir ergangen ist, und wie Du ihn erwischt hast.«

Y Gerda y Kay relataron sus aventuras.

Und Gerda und Kay erzählten.

— ¡Y aquí acaba la historia! — dijo la hija del bandido. Estrechó la mano de los dos niños y les prometió que si algún día pasaba por su ciudad se acercaría a visitarles;

»Snipp-Snapp-Snurre-Purre-Baselurre!« sagte das Räubermädchen, nahm Beide bei den Händen und versprach, daß, wenn sie je durch ihre Stadt kommen sollte, sie hinaufkommen wolle, sie zu besuchen.

después, partió con su caballo a recorrer el mundo y Kay y Gerda continuaron su camino, cogidos de la mano, en aquella deliciosa primavera más verda y más florida que nunca; las campanas de una iglesia repicaban a lo lejos; en seguida reconocieron las altas torres y la gran ciudad donde siempre habían vivido;

Und dann ritt sie in die weite Welt hinein. Aber Kay und Gerda gingen Hand in Hand, und wie sie gingen, war es herrlicher Frühling mit Blumen und mit Grün; die Kirchenglocken läuteten, und sie erkannten die hohen Thürme, die große Stadt;

se internaron por las calles y llegaron al portal de la casa de la abuela; subieron las escaleras y abrieron la puerta de la buhardilla; todo se econtraba en el mismo lugar que antes; el relojd de pared seguía pronunciando su «tic, tac» que acompañaba el girar de las agujas; en el momento de franquear la puerta, se dieron cuenta de que se habían convertido en personas mayores;

es war die, in der sie wohnten; und sie gingen in dieselbe hinein und hin zur Thüre der Großmutter, die Treppe hinauf, in die Stube hinein, wo Alles wie früher auf derselben Stelle stand; und die Uhr ging: »Tick! Tack!« und die Zeiger drehten sich; aber indem sie durch die Thüre gingen, bemerkten sie, daß sie erwachsene Menschen geworden waren.

los rosales, sobre el canalón, florecían tras la ventana abierta y allí estaban las dos sillitas; Kay y Gerda se sentaron cada uno en la suya, cogidos de la mano; habían olvidado, como si de un mal sueño se tratara, el vacío y gélido esplendor del palacio de la Reina de las Nieves.

Die Rosen aus der Dachrinne blühten zum offenen Fenster herein, und da standen die kleinen Kinderstühle, und Kay und Gerda setzten sich ein Jeder auf den seinigen und hielten einander bei den Händen; die kalte, leere Herrlichkeit bei der Schneekönigin hatten sie gleich einem schweren Traume vergessen.

La abuela estaba sentada a la luz del sol de Dios y leía en voz alta un pasaje de la Biblia: «Si no os hacéis como niños, no entraréis en el Reino de los Cielos».

Die Großmutter saß in Gottes hellem Sonnenschein und las laut aus der Bibel: »Werdet ihr nicht wie die Kinder, so werdet ihr das Reich Gottes nicht erben!«

Kay y Gerda se miraron a los ojos y comprendieron de repente el antiguo salmo:

Und Kay und Gerda sahen einander in die Augen, und sie verstanden auf einmal den alten Gesang:

Las rosas en el valle crece, el Niño Jesús les habla y ellas al viento se mecen.

»Rosen, die blüh’n und verwehen;
Wir werden das Christkindlein sehen!«

Allí estaban sentados los dos, ya mayores, pero niños al mismo tiempo, niños en su corazón. Era verano, un verano cálido y gozoso.

Da saßen sie Beide, erwachsen und doch Kinder, Kinder im Herzen; und es war Sommer, warmer, wohltuender Sommer.